Actualizado el 17 de marzo de 2022
No me gusta usar la palabra seducción cuando me refiero a asimilar los conocimientos necesarios para que la interacción con las mujeres se la mejor. Porque la seducción es cuando se emprenden acciones específicas para causar un encantamiento favorecedor sobre otra persona. Eso rivaliza con lo que explico en mi blog, porque yo sugiero que la mujer se enamora de ti no porque tú la seduzcas, sino por lo que tú representas.

Recalcando, la mujer se enamora de un hombre que se caracterice por ser un líder, emprendedor, ganador, profesional apasionado, guerrero de vida, etc. Pero no de un hombre que se caracterice por ser un seductor de mujeres.
Seducción de los 90
Lo que pasa es que esto de saber de mujeres y cómo enamorarlas empezó en la década de los 90 con grupos de apasionados que intentaban descubrir los recovecos de esta mecánica. Claro, la palabra que mejor encajó fue «seducción».
Y estos movimientos se enfocaron en la mecánica dentro de una discoteca. La idea era acelerar en pocos minutos o algunas horas todos los atributos posibles de un hombre alfa en una chica «objetivo» que se encuentra en un grupo de amigos dentro de estos sitios nocturnos. Claro, como efectivamente se trataba de tomar acciones para incidir en la emociones y sentimientos de la mujer, el nombre correcto era «seducción».
Pero la realidad es que la vida de un hombre no transcurre dentro de discotecas y además, si algo que no caracteriza a un hombre atractivo, es estar metido todos los fines de semana en sitios nocturnos buscando chicas.
Por eso que cuando esto del arte de interactuar con las mujeres ha ido madurando, también lo ha hecho su concepto inicial. Por lo menos aquí en mi blog no lo llamo «seducción». La frase que mejor identifica el concepto es Atractivo Masculino. Porque a todas estas, realmente lo que se ha querido saber desde siempre es qué es lo una mujer ve en un hombre o qué hace a un hombre atractivo.
Saber lo que contempla el atractivo de un hombre nos ha perturbado tanto tiempo porque del lado de la mujer está muy claro; ellas saben que su belleza física en la clave del asunto. El hombre se ha dicho a si mismo desde hace cientos de años, que si supiera tan claro como lo sabe la mujer, lo adoptarían de inmediato y lo usaría a intensión. Tal cual como hacen las mujeres con los escotes, maquillajes, cuidado de la piel, cabello, etc.
Pero nunca ha estado claro. En su defecto, por largo, pero muy largo tiempo, se había creído que los hombres que tenían mucha «suerte» con las mujeres se debía a que eran muy buenos con el arte de la seducción. Y eso significaba que había algo que ellos hacían o decían que embriagaba a la mujer con un encanto irresistible que quedaban enamoradas.
Y que eso entonces era algún secreto que ellos tenían que no se lo revelaban a nadie. Y lo puedes ver claramente cuando un hombre le pregunta a otro que cuál es su secreto con las mujeres. Como si realmente pudiera existir un secreto que activa un botón en la mujer.
Pero no era así. Los hombres nunca hemos tenido en la mano ninguna técnica, procedimiento, palabras mágicas, mirada hipnótica o arte encantador para hacer que una mujer empiece a mirarte con ojos de amor. Al contrario, esto siempre ha estado en manos de las mujeres. Nunca fue algo que tenía que hacer el hombre frente a ella, era más bien algo que hace la mujer frente a nosotros: descartarte o aprobarte.
Entonces hoy en día, cuando conoces bien de qué va todo esto, la palabra «seducción» va quedando un poco ridícula y sin fuerza para representar el concepto actual de esta mecánica.
Y simplemente lo que hemos hecho es contrastar porque a nosotros los hombres nos gustan las mujeres bonitas, y a partir de allí hacer una especie de ingeniería inversa para llegar al origen. Yo con los resultados en mano se lo hemos aplicado a la mujer y hemos dado con unos resultados satisfactorios que encajan perfectamente con el comportamiento actual de las interacciones entre hombres y mujeres.
Y todo eso no es más que el atractivo masculino, una serie de condiciones que una mujer va a notar en un hombre y que va a incidir en su mecanismo de atracción. No tienes que hipnotizarla, ella solita va a llegar con papel y lápiz y te va a clasificar.
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